domingo, 10 de abril de 2011

"EL MECÁNICO", DE FERNAND LÉGER



El mecánico
Fernand Léger
1920
Oleo sobre lienzo
116 x 88,8
Nacional Gallery de Canadá, Ottawa


El mecánico (1920), pintado por el francés Fernand Léger, es claramente no realista en su apariencia, pero Léger afirmaba que su estilo era realista porque transmitía con precisión el espíritu de la vida moderna. Creía que ese espíritu residía la colectivización, la mecanización y el desarrollo de la cultura de masas. Su pintura adopta los colores vivos y las formas claras de los carteles de anuncios, a los que el pintor no los consideraba tanto como el lenguaje visual del consumismo sino como un nuevo tipo de arte popular urbano. La pintura combina el carácter directo de los carteles de cine, mejorados recientemente con las nuevas técnicas de impresión y unas tintas más brillantes, con la monumentalidad inspirada en el arte público del antiguo Egipto. El estilo egipcio puede verse en el perfil simplificado, como quizás el entusiasmo de Léger por Charlie Chaplin, presente por entonces en las pantallas cinematográficas de París a una escala igualmente monumental. El mecánico, un hábil trabajador, o lo que el propio Léger llamó un “artesano creativo”, está deliberadamente desprovisto de personalidad para implicar una personalidad colectiva (aunque insistentemente masculina) que posee el aire satisfecho de una estrella de cine o un producto anunciado. Desde su punto de vista socialista, Léger defendió los objetos fabricados como el producto del trabajo y los conocimientos de la clase obrera, y trató de emular en su arte su modo de producción racional. Al margen de la disolución de la distinción clasista entre arte y cultura de masas, entre artistas y fabricantes de objetos útiles, el pintor anticipó la democratización de los valores culturales que llevarían al cambio revolucionario: “El día en que la obra del mundo de los trabajadores sea comprendida y sentida por la gente libre de prejuicios, por quien tenga ojos para verla, asistiremos verdaderamente a una revolución sorprendente. Los falsos grandes hombres caerán de su pedestal y los valores ocuparán, al fin, su lugar”.

Fuente: Toby Clark

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