lunes, 25 de abril de 2011

LA GALERÍA LA CAJA CHINA DE SEVILLA ACOGE EXPOSICIÓN DEL PINTOR REPUBLICANO VIRGILIO VALLMAJÓ



La ciudad de Olot, al norte de Gerona, es conocida por su famosa Escuela de paisaje, de espíritu naturalista, y por su producción de imaginería religiosa en uno de cuyos talleres se inició Virgilio. Desde aquí, en 1932, se trasladó a Barcelona para continuar con su formación, donde frecuentó a los vanguardistas y a los cubistas.

Son estos años iniciales, de gran interés por el arte, pulsión auténtica y apasionada por la pintura que en un principio, por los tonos de colores desvaídos, mitigados, se encontraba en la órbita del cubismo y del postcubismo más próximo a Juan Gris y a su inventario de objetos para el bodegón que a Picasso.

En febrero de 1939, cuando España empezaba a desmoronarse se exilió a Francia, donde entró en contacto con personajes claves en su trayectoria: otros pintores del exilio, el escritor Jaime Sabartés y, sobre todo, Picasso. Con él intercambió retratos y le ayudó a profundizar en la Pintura sugiriéndole algunos caminos con los que su obra fue derivando hacia la abstracción geométrica.

Nunca dejó de ser un artista sobrio, sin demasiada filigrana, con aspiración a la esencialidad. Había bebido en las corrientes de vanguardia, y también conocía y había asimilado a artistas como Malevich, Kandinsky y Mondrian.

Todos ellos, de algún modo, están presentes en la pintura más intensa de cromatismo de su segunda época, más poderosa en intención y de vigor, de líneas nítidas, simétricas y armoniosas.

En sus últimas obras podemos apreciar cómo se han perdido las curvas de antes para no ser más que capas que se dirigen hacia un monocromatismo certero.

Virgilio fue un creador enfermo, de escasos recursos, que se asentó en Toulouse, acuciado por la tuberculosis donde falleció a los 33 años.

Fechas: Del 24 abril al 17 mayo 2011

Fuente: La Caja China Galería de Arte

VIRGILIO VALLMAJÓ (Olot, 1914-Toulouse, 1947)

Pintor autodidacta nacido en Olot (Gerona). Muy pronto se instala en Barcelona, uno de los centros artísticos más importantes de la Península, donde conoce in situ las tendencias del arte catalán y europeo que han ido gestándose con las primeras vanguardias (fauvismo, cubismo, futurismo, expresionismo…). El estallido de la guerra civil española le sorprende en Madrid. Regresa de inmediato a Cataluña donde realiza labores propagandísticas para la causa republicana, ingresa en la FAI (Federación de Anarquistas Ibéricos) y participa en el frente de Aragón, concretamente, en la batalla de Belchite en Zaragoza (24 de agosto de 1937).

En febrero de 1937 parte al exilio francés. Logra escapar del campo de Argelès y se instala en París. Su periplo en la capital francesa, tras intentar borrar de su memoria un horrible espacio de tiempo, cambia por completo. A pesar de la escasa información sobre este periodo tan vital y fructífero para Virgilio, se puede confirmar uno de los grandes eventos de su carrera artística, la relación con Picasso y su taller de la que se conservan varios retratos. Además de la proximidad con el círculo de Picasso, entabla gran amistad con el poeta Jaime Sabartés, con quien discutía sobre filosofía.

Es muy probable que sus conversaciones con el pintor malagueño le animen a una búsqueda formal de un cubismo analítico que se transformará, en breve, en un análisis sobre la abstracción. Además de esa influencia aparecen otras como la vanguardia rusa o italiana y las líneas individuales de Malevitch, Rauschenberg, Klein, etc.

Sus primeras obras neocubistas serán expuestas en la parisina Galería Castelucho. Se trataba de una muestra colectiva dedicada a los artistas de la guerra bajo el título Exposición de Pintores de la España Libre.

El estallido de la segunda guerra mundial y el agravamiento de su enfermedad, padecía tuberculosis contraída en la guerra, le obligan a trasladarse a un lugar más seguro. Francia había quedado divida en dos zonas, la ocupada por los nazis y la supuestamente libre formada por la zona sur del país. En ésta última se instala Virgilio, concretamente en Toulouse, región que se convertirá en uno de los bastiones de la resistencia española. Se integra de lleno en la colonia de artistas exiliados (Pablo Salen, Joaquín Vicens-Gironella, Izquierdo-Carvajal, Michel Battle,…) que intentan reanudar su actividad artística.

Virgilio es vecino de Manuel Camps-Vicens, capitán del bando republicano y pintor fauvista, con quien mantiene largas conversaciones sobre el arte. El punto de encuentro de todos ellos es la plaza de Wilson donde pueden continuar sus tertulias sobre el devenir de la pintura. Viaja por las costas de Collioure y Vermeille, entre otras, realizando paisajes que muy pronto conseguirá exponer en el hall del diario Gazette des Tribunaux bajo el título Naturalezas muertas y Paisajes del Mediterráneo.

Hacia 1945 su salud se va deteriorando a lo que se unen sus dificultades económicas y su pasión por la pintura que le obliga a trabajar sobre cualquier soporte –manteles, sábanas, sacos, tablas, cartones, etc.- y material. De nuevo es ingresado en el hospital de Amélie-Les-Bains, la primera vez había sido en París en el hospital de Montauban donde conoció a su esposa. Poco después, Virgilio moría con tan sólo treinta y tres años y con más de un centenar de obras realizadas que fueron guardadas y apiladas sobre las paredes de un granero.

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