jueves, 10 de enero de 2013

UNA ESCENA NECESARIA Y VALIENTE



Cuestiones con Ernesto Che Guevara
Autor: José Pablo Feinmann
Dirección: Carlos de Matteis
Reparto: Esteban Pico, Marina Skell y Rodrigo Villagrán

ARTÍCULO DEL COLECTIVO ATEC PUBLICADO EN MUNDO OBRERO Nº 256 DE ENERO DE 2013

Escrita en 1998, la obra que representa la Compañía Plot Point no busca ninguna recrea­ción histórica de la figura del revolucionario Ernesto Guevara, y -sin embargo- en apenas hora y veinte que dura el montaje se trae a la escena los elementos fundamentales de la problemáti­ca de la época: el imperialismo, la lucha guerrillera, la burocracia, la idea del hombre nuevo, etc. Y lo hace a través de un excelente y ágil diálogo y de una impresionante capacidad interpretativa de los tres actores que participan en la representación. Tampoco busca la obra ahondar en su bio­grafía para encontrar elementos novedosos que hablen del comandante Che más allá de la mitificación mundial que ha teni­do, y -sin embargo- todo los minutos del montaje están desti­nados a hacernos comprender las razones de sus posiciones políticas, sus deseos de un mun­do distinto, sus ideas sobre la lucha y el compromiso. Y utiliza para ello una sostenida y bien tramada tensión entre un perso­naje que introduce dudas en las posiciones sobre el uso, por par­te del Che, de la violencia y le hace responsable de los que han muerto siguiendo sus pasos; y el propio Guevara.

La obra es un brillante juego de contraposiciones (apoyadas por cambios precisos de luz que facilitan en todo momento la atención sobre el recurso) entre lo que funda las luchas revolucio­narias de los años sesenta, que defiende el Che, y el pacifismo de una investigadora que realiza en la actualidad un trabajo sobre el mismo Che financiado por la Fundación Guggenheim con el que trata de definir lo que suce­dió la última noche del revolucio­nario. El mecanismo sirve no sólo como recurso dramatúrgico (diá­logo de tiempos), como modo de percepción ética (el Che le pre­gunta a la investigadora en un momento dado "¿desde dónde me habla?") sino, sobre todo, para que el Che dialogue con el presente. Así sus preguntas sobre nuestro tiempo retroalimentan sus ¡deas sobre la revo­lución, pero también lo que que­da por hacer en nuestro tiempo. El espectador se ve sorprendido, no ya por el artefacto de ruptura entre la escena ficticia (la de la acción dramática) y la escena real (la que se refiere a los especta­dores), sino porque está frente a un discurso político que espera una respuesta.

La obra, que no decae en ningún momento, es un texto lúcido, llego de golpes de humor que dosifican la dureza de las realidades planteadas, y que una cuidada y contenida interpreta­ción lo hacen más intenso. No hay "reflexión" que no salga de la propia dinámica de interpela­ciones entre los personajes. Y ésta se construye en varios momentos sobre la "denuncia de las lecturas a medias, de las citas incompletas que han sido utili­zadas a menudo para oscurecer la figura del Che. El equilibrio entre los dos personajes enfren­tados mantiene en todo momento la atención sobre las cuestiones que se plantean y el "se acabó el tiempo" de la investigadora es contestado por el Che como "no, se le acabaron los argumentos".

Una pieza de teatro político necesaria y valiente.

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