viernes, 31 de enero de 2014

TRIANA, EL ÚLTIMO BAILE EN EL BARRIO

“De la noche a la mañana, una casa, otra casa…”. Los vecinos y vecinas del barrio de Triana, en su mayoría de etnia gitana, que se habían instalado allí hacía siglos, formaban una comunidad arraigada, integrada y responsable de la existencia y conservación del barrio en sí mismo.

Alrededor de 1960, las autoridades locales, al servicio de la especulación urbanística, no dudaron en atacar esta comunidad, desalojando las casas y corralas y reubicando a los vecinos y vecinas en otros lugares de forma dispersa. El ataque desde el poder a los barrios y sus habitantes por intereses económicos no es nuevo, pero cabe resaltar que, en el caso del pueblo gitano, la historia volvía a repetirse y que aquello que se perdió con estos desalojos y expulsiones en Triana es de un gran valor social, cultural y artístico, siendo además irrecuperable.

El documental Triana Pura y Pura, dirigido por Ricardo Pachón, rescata esta historia. Presenta los hechos que sucedieron y muestra una fiesta flamenca que se celebró para juntar, allá por 1983, a los antiguos vecinos y vecinas del barrio por última vez. Esta fiesta significó, entre otras muchas cosas, el punto y final del flamenco antiguo de Triana, en una interpretación llevada a cabo por sus últimas protagonistas.

Luís Mariano Garcia Ruiz es militante de En lucha / En lluita

Fuente:  http://enlucha.org/diari/triana-el-ultimo-baile-en-el-barrio/#.UuoM6PsUNmc

VER DOCUMENTAL:

jueves, 30 de enero de 2014

"EL MAL RADICAL", NUEVA PELÍCULA DE STEFAN RUZOWITZKY

DE CIUDADANOS CORRIENTES A ASESINOS NAZIS

Durante el régimen nazi, grupos de las SS asesinaron a dos millones de judíos en la URSS. La nueva película del director Stefan Ruzowitzky plantea cómo un hombre común puede llegar a cometer tales atrocidades.

El director austríaco Stefan Ruzowitzky mantiene el equilibrio sobre la cuerda floja entre la explicación y la acusación en su última película, “El mal radical” (“Das radikal Böse”). Su objetivo es también dar una lección a la sociedad de hoy en día, con un documental con elementos cinematográficos. Todo ello para proponer una controvertida pregunta: ¿Cómo se convierte un hombre física y psíquicamente normal en un asesino?

La película sigue los movimientos de los comandos dirigidos por las SS, asesinaron a dos millones de judíos en las zonas de la Unión Soviética ocupadas por las tropas alemanas entre 1941 y 1944. Asimismo, recopila opiniones de historiadores y psicólogos, busca respuestas en citas originales, diarios y documentos históricos. El director no se preocupa demasiado de retratar las escenas históricas con gran precisión; la mayor parte del tiempo, lo que se ve en pantalla son las caras de actores desconocidos en primer plano, mientras las voces se escuchan de fondo.

Un tema recurrente

Capturar el genocidio en una película, intentar explicar lo inexplicable… ¿Se puede hacer algo así? El historiador alemán Andrej Angrick opina que sí, pues no existen prohibiciones para el pensamiento. Además, el experto recuerda que el estilo cinematográfico de Ruzowitzjky no es nada nuevo: “Hay una buena cantidad de películas en las que se mezcla material de documental. No es una ruptura de estilos ni de un tabú, siempre y cuando se dé a conocer correctamente el origen de las citas utilizadas”.

Primeros planos de actores desconocidos: así se desarrolla la mayor parte de la película del director ganador de un Óscar Stefan Ruzowitzky.

Ruzowitzky recurre a los ya conocidos experimentos sociales de Stanford o Milgram para explicar los mecanismos de represión, coacción social y la presión de la conformidad. En ellos, investigadores comprobaron cómo los participantes reaccionaban a órdenes recibidas desde arriba que les conminaban a torturar a los demás.

En la película, no obstante, se deja claro un hecho que a menudo no se menciona: los hombres de estas tropas militares tenían una alternativa. Podían haberse negado a cumplir sus órdenes sin temer por su vida o su integridad física. El castigo por rechazar una orden era una mera transferencia, o un traslado durante la siguiente ronda de promociones. “Todo dependía de la motivación”, explica Andrej Angrick. “Un argumento del tipo ‘yo no he venido al frente para matar mujeres y niños, sino para luchar' era aceptable. Un argumento que apelara a consideraciones ideológicas podía resultar un problema para el soldado”. Quien se negaba a cometer asesinatos, simplemente, pasaba a realizar otras tareas, según Angrick. No se castigaban con despidos ni con sanciones.

¿Por qué, entonces?

En la película se puede ver que el primer pelotón de fusilamiento supuso para estos hombres una terrible carga emocional. Pero después comenzaron a entrar en una dinámica de grupo, en la que acabaron sucumbiendo a la presión de la conformidad. El adoctrinamiento propagandístico hizo el resto.

Al final, los asesinatos se convirtieron para estos hombres en una especie de trabajo sucio que se debía hacer para llegar a un objetivo más alto: la utopía germánica, una sociedad perfecta, según Angrick. “Los judíos se asesinaban no por ser judíos, sino porque tanto ellos como las demás víctimas del nacionalsocialismo eran un obstáculo en la vía hacia el ‘jardín del Edén ario'”, concluye el experto.

El título de la película recuerda a una carta del filósofo alemán Immanuel Kant de finales del siglo XVIII, donde argumentaba que la predisposición contra las normas establecidas dormita en cada uno de nosotros. Y esto es precisamente lo que se refleja en la película, tan claro como el agua: los asesinos no pueden justificarse argumentando que no tenían otra alternativa, o echando la culpa al ente abstracto que era el estado nacionalsocialista. Ellos fueron personalmente responsables por sus actos.

Fuente: Deutsche Welle

VER REPORTAJE DE "EL MAL RADICAL" EN DEUTSCHE WELLE (EN CASTELLANO): http://www.dw.de/el-mal-radical/av-17372054


miércoles, 29 de enero de 2014

"HISTORIA MUNDIAL DEL PUEBLO", DE CHRIS HARMAN

Publicado por Akal, el libro trata de ser un análisis a lo largo de la historia del desarollo de las sociedades y por lo tanto del poder

Cuando me solicitaron que realizara una reseña del libro de Chris Harman “Historia mundial del pueblo” no lo dudé un instante. No pasó una hora desde mi respuesta afirmativa para que surgieran los miedos. De Harman solo sé algunas cosas que me han comentado amigos y amigas, creo que de su obra no he (ahora había) leído más que algún artículo. Al enfrentarme con un autor desconocido, a un libro que abarca un espacio temporal insuperable y además quiere ser la historia del pueblo, reconozco que el vértigo era importante.

El mejor remedio ha sido el propio Harman, didáctico, claro, erudito, alejado de cualquier pedantería y esoterismo. Podemos recomendar la lectura a cualquier persona que le guste la historia. De agradecer es una lectura que acerca ideas a la mayoría y huye de autoconsumos nefastos.
Según se va adentrando en la obra, la lectora se va fascinando más y más con la historia, con los avances, retrocesos, atajos y largas travesías. El libro satisface en cada página, descubriendo fases y procesos históricos absolutamente desconocidos, otros que por ser más leídos o estudiados nos hacen reflexionar o incluso ser críticos y dudosos, lo que entraría en la mejor tradición del marxismo.
Sin embargo este viaje antropológico, sociológico e histórico produce una verdadera dificultad para realizar una reseña como esta. Pensad que hablamos de la historia, de la historia, precisaríamos prácticamente un monográfico de cada época y eso ya lo ha hecho magníficamente Harman, por lo que vamos a intentar en este artículo sacar el poso de la evolución-involución y viceversa, dejando que el conocimiento más profundo sea a través de la lectura de la obra por parte de cada persona.
El libro nos ofrece la posibilidad de leerlo no en el orden establecido, aunque para este trabajo y por gusto/manía he respetado la cronología del autor.

La primera parte es la que más confuso puede dejar al lector o lectora, puesto que Harman da por hecho que durante miles de años no existían clases, lo que conlleva que tampoco existe un líder, ni separación por género, ni enfrentamientos. Si no existen clases tampoco existirán jerarquías, y esto sería mucho decir, aunque si solo consideramos la clase por la acumulación de bienes podría ser, pero acaso un consejo de ancianos, que decide por el resto del clan, ¿no es jerarquizante? O cuando reconoce la aparición del caciquismo sigue considerando la ausencia de clases. Considero que en el momento en que un individuo o un pequeño grupo decide por el resto del grupo (la mayoría) se produce un status de privilegio y esto sería diferencia de clase.

Algo que podría criticar de este libro es cierta visión buenista, bastante común en las tradiciones de la izquierda, quizá por arrastrar ciertas visiones idealistas. Rosseau sigue vivo.

El ascenso de la sociedad de clases

Harman describe magistralmente el poder, que será el eje fundamental de la obra, y su necesidad de dividirse en estructuras para sustentarlo, por un lado el control ideológico a través de religiones, el control físico a través de aparatos represores y el control social a través de burócratas. Determinadas por el tiempo y las sociedades, las características se repiten en todas la épocas, y aquí dejamos abierto otro debate: ¿cómo podemos el pueblo emanciparnos de tiranos y sus sistemas de control?

El himno de Pottier tiene una estrofa que me viene a la cabeza mientras escribo:

Ni en dioses, ni reyes ni tribunos, está el supremo salvador. Nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor.

La tiranía en todas las épocas con su ansia de poder tiene un denominador común, la acumulación, desde el grano a la tierra, al oro, al dinero. Entender-conocer este concepto es fundamental para comprender la desigualdad social y la lacra de sistema en que vivimos.

El tiempo es otro de los factores fundamentales en los procesos. Para llegar hasta las sociedades actuales nos hemos encontrado con fases prácticamente eternas, desde 5.000 años, 600 años, 200 años… que cada vez se acortan mucho más temporalmente. Lo que nos lleva a reflexionar acerca de la necesidad perentoria de realizar un cambio social, cuando aún estamos a tiempo.

De revueltas, rebeliones y revoluciones

Desde la aparición del poder, surgen no por gusto, ni tan solo por ideología, la movilización de la mayoría oprimida frente a esa minoría opresora, por lo más elemental que podemos encontrar: la necesidad de sustento, abrigo, cobijo, salud.

Harman nos conduce a través de la historia según ha ido evolucionando, desde los levantamientos populares de campesinos chinos a los esclavos-gladiadores encabezados por Espartaco. Vamos descubriendo como el pueblo en muchas ocasiones por necesidad busca su alianza con elementos que disputan el poder en su beneficio. Es decir, un pretendiente para derrocar un rey o un religioso para romper con la curia necesitan al pueblo, lo cual nos lleva a que el pueblo victorioso se encuentre frente a otro déspota. A pesar de esto, en cada proceso se iba engendrando muy lentamente un avance en la consolidación de teorías que, sumándose a las necesidades del pueblo, arraigaban principios emancipatorios populares.

Pasada la época oscura, vislumbramos luces con la ilustración. A su vez quienes sustentan el poder, los burócratas descendientes de los escribas, los militares de alta graduación, acumulan pequeñas porciones de riqueza y se van formando con el tiempo esa clase que denominamos burguesía. Pero estos también se veían diezmados por el poder y comenzaron a conspirar en su favor y buscar atajos para su buen vivir. Y aunque utilizaron al pueblo, nunca quisieron compartir sus mejoras con él. De hecho en cualquier ocasión que el vulgo pensaba en avanzar, esta nueva clase no dudaba en aliarse con sus señores (los enemigos de ayer) para aplastar cualquier revuelta o rebelión.

Interesante el conocimiento de los niveladores, jacobinos, sans-culottes, cartistas… para verificar como cada movimiento iba in crescendo en las peticiones sociales hasta llegar a los utópicos, Saint Simon, Fourier y Owen, donde el salto cualitativo social fue importante.

Harman durante todo el viaje va dejando entrever algo, dando pistas. Cierto es que algo falla, ¿por qué si el pueblo es mayoría y toma la calle, no acaba ganando? A la necesidad innata se debe sumar la teoría y la organización revolucionaria. Nos encontramos con el nacimiento del marxismo, casi podemos decir que nos encontramos con el nacimiento de las ciencias sociales, ya que hasta ese momento las interpretaciones tenían más una característica filosófica que social. Empezamos a canalizar y estructurar eso que llamamos revolución comunista, la fractura con el reformismo y la sociedad de privilegiados es total. Ya no se trata de arreglar el sistema, la misión ahora será enterrarlo, se pone negro sobre blanco una teoría de emancipación de las clases populares. Es el momento de la construcción de la organización revolucionaria que debe pasar a la acción, sin esta difícilmente algo avanzará. Aquí podríamos realizar otra crítica al autor: la omisión de la otra pata emancipatoria, el anarquismo.

Harman ve en la derrota de la Comuna francesa la falta organizativa y cierta candidez. La contra sería la revolución bolchevique, aunque desgraciadamente será una revolución traicionada, donde las y los revolucionarios son eliminados y el tirano esperaba su oportunidad entre bastidores. Praga 1956, París 1968, Irán 1979, el tirano siempre espera su oportunidad.

Tal vez la gran lección de esta obra es el conocimiento del pasado para luchar en el presente y construir un futuro para todos y todas.

El verdadero generador de la democracia no es la burguesía, sino la clase trabajadora. Solamente aquella clase social que es la mayoría de la población puede ser un defensor consecuente de la democracia hasta las últimas consecuencias. La burguesía ha puesto siempre dificultades a las conquistas democráticas después de vencido el feudalismo. La lucha por el sufragio universal, por la libertad de asociación, reunión y expresión es el barómetro que ha medido la gran presión del movimiento obrero, efectuada a veces a través de los partidos liberales de la burguesía, con vistas a la conquista de posiciones democráticas.

Joaquim Maurín

Lo primero que me ha pasado por la cabeza cuando he terminado la lectura ha sido el título. ¿Es la historia del pueblo o la historia del poder? ¿Debemos controlar el poder o destruirlo? Porque para mí, este libro es un viaje por el poder. ¡Buena lectura!

Cerramos capítulo como lo hace Harman:

Los únicos verdaderos profetas son los que forjan el futuro.

James Connnolly. Socialista revolucionario irlandés

Reseña de Artur Galve

http://lahiedra.info/chris-harman-historia-mundial-del-pueblo/

martes, 28 de enero de 2014

RUSIA CELEBRA EL 70 ANIVERSARIO DEL LEVANTAMIENTO DEL SITIO DE LENINGRADO


Setenta años atrás las tropas soviéticas liberaron la ciudad del Neva del asedio nazi, que duró casi novecientos días.

Ochocientos sesenta y dos días los habitantes sitiados, superando el hambre, el frío y los bombardeos, defendieron heroicamente su ciudad natal. La ocupación nazi comenzó el 8 de septiembre de 1941, mientras que la liberación total tuvo lugar el 27 de enero de 1944. Leningrado es un ejemplo de sorprendente valor y firmeza del ejército y de la población civil. No se trata solo de una de las páginas más trágicas de la historia de la Segunda Guerra Mundial, sino también de un hecho de relevancia mundial.

En homenaje al 70 aniversario del sitio en San Petersburgo se inauguró una exposición dedicada a los sucesos de aquellos días. Desde el 20 de enero se realiza la acción “La Cinta de la Victoria de Leningrado”. Una cinta de moaré de colores oliva y verde se adjuntaba a las medallas “Por la defensa de Leningrado”, con que se galardonaba a los defensores militares y civiles de la ciudad. Algunos distritos de la ciudad también se convirtieron en “La Calle de la Vida”: en ellas se instalaron provisionalmente abrojos para recordar a los actuales habitantes el aspecto que presentaba la ciudad en los años 1941-1944.

Fuente: Rusia Hoy

FOTOGALERÍA DEL SITIO DE LENINGRADO:

El sitio de Leningrado comenzó a principios del otoño de 1941. (El cartel en la casa dice “Este lado de la calle es más peligroso durante los bombardeos).

lunes, 27 de enero de 2014

"MEMORIAS DE UN FRANCOTIRADOR EN STALINGRADO", DE VASILI ZÁITSEV

Título: Memorias de un francotirador en Stalingrado
Autor: Vasili Záitsev
Editorial Crítica
Fecha de publicación: 14/01/2014
232 páginas
ISBN: 978-84-9892-652-1
15,5 x 23 cm.
Rústica con solapas
Traductor: David Paradela López

Se publican en España las famosas y polémicas memorias del francotirador de Stalingrado que inspiró ‘Enemigo a las puertas’


“Usa cada bala a conciencia, Vasili”, le decía de niño su padre cuando cazaban lobos en la taiga. A fe que lo hizo en Stalingrado, con otra clase de lobos, estos humanos, pero también grises. “Mataba a cuatro o cinco alemanes todos los días”, escribió. Las tremendas memorias del francotirador Vasili Zátsiev (1915-1991), Héroe de la Unión Soviética, uno de los más famosos en su difícil y atroz oficio, recién publicadas ahora en España por Crítica, nos adentran en la contienda particular que ese tipo de soldados libró durante la II Guerra Mundial, una historia de oscuridad y violencia. Nos llevan al corazón más frío y letal de la batalla –donde se mira agazapado a los ojos del que matas- y nos permiten asomarnos a la personalidad y las tácticas de unos combatientes tan admirados como temidos y denostados, y que siempre han provocado una morbosa fascinación: la mística del francotirador.

Las memorias de Vasili Grigórievich Záitsev se centran en la actividad del francotirador en Stalingrado, donde su cuenta particular ascendió a 242 militares alemanes, incluidos 11 francotiradores (abatir a los tiradores del otro bando era una de las prioridades de estos combatientes). Las vicisitudes del certero Záitsev fueron la base de la película Enemigo a las puertas, de Jean Jacques Annaud. Parte de lo que cuenta el francotirador, incluido el largo y épico duelo con el experto tirador alemán enviado a cazarlo que es el núcleo del filme, es muy controvertido y está considerado por historiadores como Antony Beevor pura invención. Eso no impide que las memorias sean una interesantísima descripción de la salvaje, brutal lucha en Stalingrado y que se lean con el corazón en un puño.

En un pasaje, Záitsev impide a su equipo de tres parejas de francotiradores disparar contra unos oficiales que creyéndose seguros están lavándose junto a una trinchera. “Esos tipos solo son tenientes”, les señala. “Si malgastamos balas con la pescadilla los peces gordos nunca asomarán la cabeza”. Al día siguiente vuelven a la zona de baños. Declinan disparar contra un soldado que se asoma. Y entonces aparecen los que esperaban: un coronel acompañado por un francotirador con un precioso fusil de caza, un mayor con la Cruz de Caballero con Hojas de Roble y otro coronel fumando en una larga y aristocrática boquilla. “Nuestros disparos silbaron. Apuntamos a la cabeza, como exige el manual, y los cuatro nazis cayeron al suelo expirando el último aliento”. En otra ocasión, dispara contra otro oficial que lleva la Cruz de Hierro en el pecho. “Apreté el gatillo y la bala atravesó la medalla del alemán, que salió despedido hacia atrás con los brazos abiertos”.

Záitsev inicia sus memorias explicando su infancia. Su abuelo pertenecía a una larga estirpe de cazadores de los Urales y le regaló su primera escopeta. Al salir a cazar se embadurnaba con aceite de tejón para camuflarse bajo el olor de animal. Matando lobos aprende a rastrear y acechar, lo que le serviría “para luchar contra esos otros depredadores bípedos que llegaron a invadir nuestra patria”. El futuro francotirador no era ningún iletrado. Ingresó en una escuela técnica de construcción, estudió contabilidad y fue inspector de seguros. En 1937 lo llamaron a filas e ingresó como marinero en la flota del Pacífico –siempre lució con orgullo bajo el uniforme la camiseta de franjas blanquiazules, la telniashka-. Deseoso de acción, solicitó el ingreso en una compañía de fusileros y fue a parar a Stalingrado. Llegó como suboficial el 21 de septiembre de 1942: fue como aterrizar en el infierno; en su diario anota que en el aire flotaba el hedor a carne abrasada.

En su primer combate, el bajo y robusto Záitsev de cara ancha –desde luego no se parecía a Jude Law-, llega al cuerpo a cuerpo y, perdidas las bayonetas y las pistolas, mata a su primer alemán estrangulándolo. Es la guerra en toda su crudeza: “Finalmente dejó de forcejear y noté un olor nauseabundo, en el momento de morir se había defecado encima”.

En la defensa de las posiciones en la famosa fábrica Octubre Rojo, Záitsev vive momentos angustiosos, es la Ratenkrieg, la “guerra de ratas”, en los sótanos y alcantarillas de la ciudad en ruinas. A finales de octubre un coronel observa como abate con tres disparos de su rifle estándar de infantería a sendos servidores de una ametralladora. “Consíganle un fusil de francotirador”, ordena –le dan un Moisin Nagant 91/30- y le dice: “Ya lleva tres, siga la cuenta a partir de aquí”. Así empieza su carrera. Le coge gusto: “Me agradaba ser francotirador y gozar de la licencia para elegir a mi presa, a cada disparo es como si pudiera oír la bala atravesando el cráneo del enemigo”. Dispara a larga distancia, 550 metros, y más. La mira telescópica revela detalles del blanco. “Sabes si se ha afeitado, puedes ver la expresión de su rostro, canturrea. Y mientras tu hombre se frota la frente o inclina la cabeza para ponerse bien el casco, buscas el mejor punto para que la bala haga impacto; no tiene ni la menor idea de que le quedan solo unos segundos de vida”. No hay ninguna duda, ni remordimiento. “Era fácil colocar el retículo entre sus ojos. Apreté el gatillo, convulsionó unos segundos y luego se quedó inmóvil”.

En el relato de Záitsev, los soviéticos son invariablemente nobles y heroicos y los alemanes crueles: ejecutan a los heridos con lanzallamas o arrojándolos a los perros. El francotirador ve a los nazis como “serpientes”, que se retuercen mientras las aprieta en su puño.

Las memorias están trufadas de consejos para los francotiradores –nuestro hombre se convirtió en instructor-. Un manantial o una fuente son buenos lugares para matar enemigos. Hay que cambiar de posición tras el disparo para impedir que te localicen. El tirador no necesita más de dos segundos para apuntar y disparar, pero los preparativos requieren horas y hasta días de observación y camuflaje. Hay que hacerse invisible. La paciencia lo es todo. Los francotiradores –que en contra del estereotipo no luchan solos, sino en parejas o incluso en grupo- usan señuelos y maniquíes para cazar a los rivales.

El grandioso duelo que aparece en Enemigo a las puertas ocupa todo un capítulo del libro. El autor explica que un soldado alemán prisionero les reveló que el alto mando, preocupado ante el creciente número de bajas, había enviado “a un tal mayor Konings” (Koenig en otras versiones), “director de la escuela de francotiradores de la Wehrmacht en las afueras de Berlín”, con el propósito exclusivo de abatir “al gran conejo ruso” (Zátsiev significa conejo).

El “superfrancotirador” alemán (Ed Harris en la película) y el ruso juegan una partida mortal. Zátsiev lo caza al final con un par de artimañas. Luego lo saca a rastras de su escondite, agarra su fusil y su documentación y se los entrega al comandante de su división. La supuesta mira de ese supuesto (y fracasado) as alemán se exhibe en el museo de las fuerzas armadas de Moscú.

“Nunca hubo un francotirador alemán llamado mayor Konings”, me recalca Beevor, que trató ampliamente el tema en su canónico Stalingrado. Ni en fuentes oficiales alemanas ni rusas. “Investigué todos los informes de francotiradores en Stalingrado que existen en los archivos del Ministerio de Defensa en Podolsk (TsAMO) y por tanto puedo decir con toda seguridad que el épico ‘duelo de francotiradores’ entre los ases alemán y ruso nunca ocurrió. Si hubiera tenido lugar habría sido reportado en su momento dado que era exactamente la historia que querían en Moscú para propaganda. Definitivamente, fue inventada después de la batalla”.

Beevor recuerda que Annaud lo invitó a ver su película “con la vana esperanza de que no fuera demasiado crítico; yo le había advertido claramente antes de cual era mi posición. Él había comprado los derechos del libro de William Craig, del mismo título que el filme, y Craig había creído en la historia propagandística del largo duelo con el francotirador y las pretensiones fantasiosas de Tania Chernova (Racher Weisz en la película) de que ella también había sido francotiradora y la amante de Zátsiev. Pobre viejo Zátsiev, reescribieron su vida convirtiéndola en leyenda, fue completamente manipulado por los oficiales de la GlavPURKKA, el brazo político del Ejército Rojo, y cayó en la depresión después de la guerra, dándose a la bebida”.

En realidad, señala el historiador, las hazañas de Zátsiev fueron muy exageradas y él ni siquiera fue el mejor francotirador soviético en Stalingrado; lo fue el sargento Anatoli Chejov (impropio apellido para alguien dado a tan violenta ocupación), otro “estajanovista de la guerra urbana”, al que el gran Vasili Grossman entrevistó e incluso acompañó en una misión en Mamaiev Kurgan, una de las zonas calientes de la batalla, para observar cómo actuaba. A diferencia de Zátsiev –a quien también conoció Grossman-, Chejov, que usaba una especie de silenciador, no miraba a las caras sino a los uniformes. Su primer día mató a nueve alemanes, el segundo a 17, en ocho días, a 40. En total eliminó en Stalingrado a 256 enemigos. En 1943, en Kursk, perdió ambas piernas. Ni él ni Zátziev fueron los mejores francotiradores rusos: Iván Sidorenko ostenta el récord con 500 muertos y le siguen otros cinco que pasan de los 400. Una mujer francotiradora, la comandante Lyudmila Pavlichenko, contabilizó 309. Tras la guerra se reconvirtió en historiadora.

Grossman no dejó noticia de ningún duelo épico, pero sí de un breve combate singular entre Zátsiev y un francotirador alemán, que duró… 15 minutos. El episodio, opina Beevor, fue el que probablemente se hinchó hasta convertirse en la saga épica de un prolongado duelo entre Zátsiev y el ilocalizable comandante Konings que pretendía hallar al ruso y matarlo.

Al final de sus memorias, Zátsiev explica las heridas que sufrió en las postrimerías de la batalla de Stalingrado. Perdió la vista a causa de la metralla de un proyectil de un lanzacohetes alemán Newerberfer y sufrió un viacrucis hasta recuperarla. No se le dejó volver al frente para evitar que cayera un valioso icono patriótico y se dedicó a formar francotiradores. Sus textos sobre la materia aún se estudian en las escuelas militares rusas. Al acabar la guerra, con el rango de capitán, fue desmovilizado y trabajó en una factoría textil en Kiev sin dejar nunca de recordar sus días de combate. Murió solo diez días antes de la disolución de la URSS y sus restos reposan en la colina Mamaiev, su coto de caza, desde donde el fantasma del viejo tirador quizá sigue acechando presas entre las desvanecidas ruinas de la antigua Stalingrado.

Fuente: El País

FRAGMENTO: http://static0.planetadelibros.com/usuaris/libros_contenido/arxius/28/27803_Memorias%20de%20un%20francotirador%20en%20Stalingrado.pdf

domingo, 26 de enero de 2014

"EL CAMPO PEQUEÑO EN BUCHENWALD", DE BORIS TASLITZKY




El campo pequeño en Buchenwald
Boris Taslitzky
1945
Oleo sobre lienzo
300 x 500 cm
Museo Nacional de Arte Moderno, Centro Georges Pompidou, París

El pintor judío Boris Taslitzky (París, 1911-2005), miembro del Partido Comunista Francés desde 1935, combatió en la Resistencia, fue capturado y encarcelado en Clemont-Ferrand, en Riom y en Saint-Sulpice-la-Pointe, y posteriormente deportado a Buchenwald en agosto de 1944. El campo de cuarentena era conocido como “campo pequeño”, y en 1945 estaba cada vez más abarrotado de prisioneros judíos, trasladados allí desde oros campos abandonados en Polonia. Las enfermedades iban en aumento (una epidemia de tifus mató a la mitad de todos los prisioneros que murieron en Buchenwald).

Los cuadros de Boris Taslitzky, que hizo bocetos durante su cautiverio, ofrecen un realismo brutal, un enfoque monumental de la muerte y del sacrificio, que estaba más en consonancia con el realismo socialista soviético. Su cuadro El campo pequeño en Buchenwald fue adquirido para la nación francesa y muestra el perturbador mundo d l campo de concentración, donde unos cuerpos famélicos son arrojados a un lado como colillas, donde los soldados y los perros atacan a los que están más muertos que vivos. Boris Taslitzky decía que él “escupía la deportación sobre sus lienzos”. Por sus imágenes y por el uso que hace de los colores discordantes, Boris Taslitzky utilizaba su arte para insistir en que la obscenidad política del pasado reciente no debía ser olvidada por el pueblo francés.

Fuente: Alyce Mahon. Surrealismo, Eros y Política. 1938-1968. Alianza Forma

sábado, 25 de enero de 2014

"REBELIÓN EN POLONIA - SUBLEVACIÓN EN EL GUETO"

Título original: Uprising
Año: 2001
Duración: 152 min.
País: Estados Unidos
Director: Jon Avnet
Guión: Jon Avnet; Paul Brickman
Música: Maurice Jarre
Fotografía: Denis Lenoir
Reparto: Leelee Sobieski, Hank Azaria, David Schwimmer, Donald Sutherland, Jon Voight, Sadie Frost, Radha Mitchell, Stephen Moyer, Alexandra Holden
Sinopsis: Varsovia, septiembre de 1939. 350.000 judíos son confinados por los nazis en el gueto de Varsovia, una pequeña área, donde están condenados a enfermar y a morir de hambre. Al ver cómo la mayoría de sus amigos y familiares mueren a manos de los soldados alemanes, algunos judíos crean un grupo de resistencia: la Organización de Lucha Judía (OLJ), fundada por los profesores Mordechai Anielewicz (Hank Azaria), Yitzhak Zuckerman (David Schimmer) y la joven Tosia Altman (Leelee Sobieski).

La Żydowska Organizacja Bojowa (en español : Organización Judía de Combate; yidis:ידישע קאמף ארגאניזאציע), también conocida por su acrónimo ŻOB, fue uno de los principales movimientos de resistencia judío en el Gueto de Varsovia durante la Segunda Guerra Mundial, que fue fundamental en dirigir la sublevación del Ghetto de Varsovia. La organización participó en otras actividades de la resistencia, incluyendo el Levantamiento de Varsovia.

Las semillas del ŻOB fueron plantadas el 22 de julio de 1942, cuando los nazis publicaron un decreto con respecto a los judíos del gueto de Varsovia: Todas las personas judías que viven en Varsovia, independientemente de la edad y el sexo, [serían] reasentadas (repobladas) en el Este. Así comenzaron las deportaciones masivas de los judíos, que duraron hasta el 12 de septiembre de 1942. En total deportaron a unos 300.000 judíos, muchos de quienes fueron enviados al campo de exterminio de Treblinka. Las deportaciones y su posterior genocidio disminuyeron a la comunidad judía de Varsovia (que originalmente estaba conformada por 500.000 individuos y era una de las más prósperas de Polonia) a 55.000-60.000 habitantes.

Los grupos juveniles hebreos, que eran el principal instrumento en la formación del ŻOB, habían anticipado las intenciones alemanas del Tercer Reich de aniquilar a los judíos del Gueto de Varsovia y comenzaron a cambiar su posición de un foco educativo y cultural, a la autodefensa y a la lucha armada eventual.

La más vieja generación creyó ingenuamente lo que decían los informes alemanes (cuyos eufemismos ocultaban la intención del exterminio), en cambio los grupos de la juventud tomaron estos informes seriamente y no tenían ninguna ilusión sobre las intenciones verdaderas de los nazis. Un documento, publicado tres meses antes del comienzo de las deportaciones, por la agrupación Hashomer Hatzair declaró: Sabemos que el sistema de Hitler del asesinato, la matanza y el robo conduce constantemente a un callejón sin salida y a la destrucción total de los judíos.

A causa de su capacidad de ver la situación objetivamente, un número importante de los grupos de juventud sionista de izquierda como Hashomer Hatzair propusieron la creación de una organización de defensa propia en una reunión de Varsovia con líderes judíos en marzo de 1942. La oferta fue rechazada en principio por el Bund (movimiento judío comunista no-sionista) que creyó que una organización de lucha fallaría sin la ayuda de los grupos polacos de la resistencia que rechazaban proporcionar cualquier ayuda a tal organización. Los otros dirigentes del Judeenrat (consejo de dirigentes judíos) rechazaron la noción de resistencia armada argumentando que no había ninguna prueba de una amenaza de deportación. Además ellos indicaron que cualquier resistencia armada provocaría a los alemanes a tomar represalias colectivas contra la comunidad judía.

Las facciones políticas subterráneas se reunieron secretamente el 23 de julio de 1942, pero no pudieron alcanzar un consenso. El 28 de julio de 1942, representantes de las organizaciones sionistas Hashomer Hatzair, Habonim Dror y Bnei Akiva se reunieron por separado de los partidos políticos y establecieron el ŻOB. Icchak Cukierman, uno de los líderes del ŻOB, describió las condiciones que rodeaban la creación de esta organización: En esa reunión [los grupos de la juventud] decidíamos establecer la organización de lucha judía. Apenas nosotros mismos sin los partidos [políticos] ni el apoyo del Judenraat.

Los representantes del ŻOB fueron enviados al lado “Ario” de Varsovia, en un esfuerzo de procurar los lazos y de establecer conexiones con los grupos polacos de la resistencia antifascista como el Armia Krajowa (AK), que pudo ayudar en la lucha armada judía. Con pocas excepciones, el ŻOB por el momento no podía asegurar conseguirse cualquier arma de fuego y los grupos de polacos eran renuentes a perder sus pequeños recursos que tenían dándolos a los judíos inexperimentados. El General Rowecki, comandante del AK, divulgó lo siguiente: Los judíos de todas las clases de grupos… están pidiendo ayuda a nosotros como si nuestros depósitos estuvieran llenos. La cuestión de la ayuda del AK al ŻOB no fue más a fondo - y no en el favor del ŻOB - por el hecho de que el ŻOB era un grupo izquierdista, con muchas condolencias a la Unión Soviética. El AK creyó que la Unión Soviética y los grupos comunistas eran sus obstáculos y los enemigos siguientes de la independencia polaca después de los Nazis, así que la orientación izquierdista de los grupos constitutivos del ŻOB lastimaron su causa a los ojos de mucha gente del AK.

El ŻOB comenzó a publicar la propaganda que llamaba a que los judíos tomen las armas y no se dejen aniquilar. Una letra del ŻOB fechó cuatro meses después que el final de las deportaciones exigió a todo judío que debe ir al tren [de la deportación] para su traslado a los campos de concentración y exterminio. La letra se cerró con la resolución severa: Ahora nuestro lema debe ser: ¡dejad a cada uno ser listo y morir como un hombre! ¡no seamos asesinados como ovejas al matadero!

A pesar de una carencia seria de armas, el ŻOB pudo herir seriamente al jefe de la policía judía (un colaboracionista de los nazis). Los judíos que vivían en el ghetto de Varsovia miraron a la policía judía, que estaba formada por judíos pero supervisada por los alemanes, con desprecio y repugnancia, tachándolos de traidores y asesinos al servicio del Nazismo. El ŻOB los consideraba colaboradores y publicaron decretos proclamando que ejecutarían a cualquier persona que ayudara a los Nazis.

Durante las deportaciones, los Nazis habían tenido éxito en capturar a un número de funcionarios importantes de ŻOB, dejando a la organización en un estado caótico. La estabilización vino cuando otros grupos de la juventud sionista tales como Gordonia y Hanoar Hatzioni se ensamblaron al ŻOB. El acontecimiento más crítico de consolidar el ŻOB vino cuando los no-sionistas del Bund, los comunistas y un número de partidos políticos se congregaron juntos bajo la bandera de ŻOB con Mordechaj Anielewicz (el jefe anterior del Hashomer Hatzair) como nuevo líder.

El ŻOB inmediatamente intentó ejecutar a cualquier individuo que había colaborado con los Nazis durante las deportaciones. Entre esos individuos estaba el Dr. Alfred Nossig, hombre venerado en la comunidad que se había convertido en un informador de los nazis. Aunque las ejecuciones fueron motivadas por la venganza, tenían el efecto secundario de silenciar a cualquier individuo que hubiera colaborado con los alemanes.

El 18 de enero de 1943, los Nazis comenzaron una segunda ola de deportaciones. Los primeros judíos que los alemanes enviaron incluyeron un número de combatientes de ŻOB que se habían arrastrado intencionalmente en la columna de deportados. Conducido por Mordechaj Anielewicz esperaron la señal apropiada, después caminaron en la formación y lucharon contra los Nazis a punta de pistolas. La columna se dispersó y las noticias de la acción del ŻOB se propagó rápidamente a través del ghetto. Durante esta deportación pequeña, los Nazis deportaron solamente a cerca de 5.000 a 6.000 judíos aproximadamente, que posteriormente terminaron asesinados.

Las deportaciones duraron cuatro días durante los cuales los alemanes resolvieron otros actos de la resistencia del ŻOB. Cuando salieron del ghetto el 22 de enero de 1943, los judíos restantes lo miraron como una victoria, no obstante, Israel Gutman, un miembro del ŻOB que se convirtió posteriormente en uno de los autores principales de la Varsovia judía escribió: no [era] sabido por parte de la mayoría de los judíos que los alemanes se habían propuesto liquidar el ghetto entero por medio de las deportaciones de enero. Sin embargo, Gutman concluye que las deportaciones [de enero]… tenían una influencia decisiva en los meses pasados del ghetto.

Hasta ese momento la popularidad de los movimientos juveniles en el gueto no era demasiado grande, ya que la gente en general confiaba en los ancianos dirigentes del Judenrat. Sin embargo, cuando a principios de 1943 el líder del consejo Adam Czerniaków se suicidó (por negarse a entregar una lista a los nazis que contenía los miles de nombres de los niños que debían ser deportados y masacrados), los judíos de Varsovia perdieron toda esperanza, por lo que inevitablemente lograron descubrir en las organizaciones juveniles, como el ŻOB y el ŻZW, un nuevo modo de actuar frente al genocidio: la rebelión armada.

La deportación final comenzó por la víspera del Pésaj, 19 de abril de 1943. Las calles del ghetto estaban vacías; la mayor parte de los 30.000 judíos restantes se ocultaban en bunkers cuidadosamente preparados incluyendo a sus jefaturas situadas en Ulica Mila 18, muchos de los cuales no tenían electricidad y agua corriente, no obstante no ofrecían ninguna ruta del escape.

Cuando los soldados alemanes marcharon en el ghetto, recibieron una feroz resistencia armada de los combatientes que atacaban desde las ventanas abiertas en apartamentos desocupados. Los defensores de la Guerra de guerrillas utilizada en el ghetto tenían la ventaja estratégica, no sólo de la sorpresa, sino también de poder mirar abajo de sus enemigos. Esta ventaja fue perdida cuando los alemanes comenzaron sistemáticamente a quemar todos los edificios del ghetto, lo cual forzaba a los combatientes a salir de sus posiciones y buscar refugio en los bunkers subterraneos. Los fuegos de arriba consumieron mucho del oxígeno disponible bajo tierra, convirtiendo a los bunkers en trampas de la muerte que sofocaban a los que en ellos luchaban. Una a una las posiciones de la resistencia fueron cayendo sin que los judíos dejaran de combatir hasta el último hombre. Mordechaj Anielewicz, el último combatiente, quien pensó por un momento en escapar, decidió quedarse con sus compañeros hasta morir en el búnker Mila 18. Los nazis tardaron dos semanas en sofocar la sublevación, el mismo tiempo que les llevó ocupar toda Polonia hacía casi cuatro años.

Por el 16 de mayo de 1943, el general nazi Jürgen Stroop, que había estado a cargo de la deportación final, declaró oficialmente lo que él llamó el Grossaktion (el final de la rebelión judía). Para celebrar lo realizado hizo volar la gran sinagoga de Varsovia. El ghetto fue destruido y la sublevación fue suprimida.

Fuente: wikipedia

VER PELICULA:


viernes, 24 de enero de 2014

HANNAH HÖCH Y LA LIBERTAD

High Finance

La Whitechapel de Londres acoge hasta marzo una exhaustiva retrospectiva de la artista

Si algo caracteriza la producción de la artista alemana Hannah Höch son sus múltiples registros: considerada pionera del fotomontaje; fue pintora, diseñadora textil y escritora.

Además de formarse en distintas academias, Hausmann la introdujo en los círculos dadaístas, entabló amistad con Kurt Schwitters y Hans Arp y se asoció con arquitectos y artistas expresionistas alemanes del grupo Novembergruppe. En una etapa de pugna entre los partidarios de la Nueva Objetividad, del Expresionismo y del Dadaísmo y de los seguidores de la Bauhaus, las propuestas de Höch tuvieron una voluntad conciliadora: ofrecían un enfoque, no acrítico, pero sí benigno y mesurado, de una época marcada por la violencia y la miseria.

En 1918 descubrió junto a Hausmann la técnica del fotomontaje, que optó por desarrollar al servicio de una nueva concepción del cuerpo femenino. Sin renunciar a la pintura y a la acuarela geométrica y constructivista, diseñó figuras humanas con un toque de humor e ironía en las que entremezcló rasgos europeos, africanos o japoneses. Criticó la imagen frívola que algunos medios transmitían de la nueva mujer y creó algunas obras de temática andrógina vinculadas al amor lésbico.

Los nazis la utilizaron como ejemplo de artista bolchevique, lo que provocó su parcial aislamiento, pero al terminar la guerra reanudó los contactos con el mundo del arte. Entonces, Höch fue solicitada para exposiciones en torno al Dadá, tanto como artista, como en calidad de depositaria de muchas obras dadaístas de otros artistas.

En esta época llevó a cabo nuevos fotomontajes sobre la imagen de la mujer desde una óptica burlona hasta que obtuvo un (tardío) reconocimiento en los setenta con retrospectivas en varios museos.

La última puede verse desde ayer en la Whitechapel Gallery de Londres y comprende más de un centenar de obras procedentes de grandes colecciones internacionales. Algunas de ellas hacen referencia a su trabajo en la industria de la moda.

Entre las piezas más buscadas encontraremos el fotomontaje High Finance (1923), que crítica las relaciones establecidas entre el ejército y los bancos alemanes durante el periodo de entreguerras.

Ésta será la primera gran exposición de su obra en Gran Bretaña y busca hacer hincapié en el cuestionamiento por parte de la artista de los roles de género y los estereotipos sociales y en su combinación de sátira y belleza poética.

Fuente: masdearte











jueves, 23 de enero de 2014

ARTE DEL ESTE EN UN MÓDULO ESPACIAL

 Obra de Zbynek Baladrán.

El New Museum de Nueva York inaugura una muestra sobre el arte de la Europa del Este desde la perspectiva de la Ciencia-Ficción

Este miércoles se inauguró en el New Museum de Nueva York una nueva exposición del ciclo Museum as Hub titulada Report from the Construction of a Spaceship Module, que en castellano significa un “informe sobre la construcción de un módulo para una nave espacial”. La exposición lleva la firma del colectivo curatorial tranzit a quien la comisaria del centro Lauren Cornell, que trabaja simultáneamente en la esperada Trienal del New Museum de 2015, ha encargado el proyecto.

El Museum as Hub es la apuesta más interesante del programa del New Museum, un centro acostumbrado a realizar exposiciones muy ligadas al lugar común que tan estratégicamente delimita el mercado del arte, tan poderoso en Nueva York.


Parecería como si el Museum as Hub se configurara como un ente autónomo, como algo paralelo y ajeno a la fogosidad de un programa mediático que adora la luz de los focos. Consolidado desde sus inicios en 2007 por Eungie Joo (que dirigirá en 2015 la Bienal de Sharjah), se significó pronto por un tono más transgresor, más periférico, menos cómodo. Pronto creó en torno a sí una red al que también pertenecen instituciones jóvenes de todo el mundo como el Beirut Art Center, Townhouse Gallery, art space pool de Seúl, Inhotim en Belo Horizonte... No ciñeron su actividad a la mera exposición sino que plantearon residencias, debates, intercambios... Es un programa poliédrico y efervescente, más acorde con lo real que lo que se da en la “burbuja” en la que se recluye el resto del museo.

Pues bien, esta nueva entrega del Museum as Hub (“hub” podría traducirse como “núcleo” o como “meollo”) tiene como protagonista al reconocido conjunto curatorial tranzit, afincado en varios lugares de Europa del Este. El grupo dice ser “una red de estructura policéntrica formada por unidades autónomas que operan no sólo entre países sino también entre lenguajes, medios, mentalidades e historias”. Les conocimos en el Centro Culutural Monthermoso de Vitoria, cuando en 2010 realizaron la estupenda exposición colectiva Monument to Transformation, y en la Manifesta celebrada en Murcia, donde fueron uno de los tres grupos curatoriales que dieron forma al proyecto. Afincados en Austria, Hungría, Rumanía, República Checa y Eslovaquia, exploran los contextos locales organizando plataformas críticas, exposiciones, presentaciones de archivos y cualquier otro escenario en que se de cuenta del statu quo, siempre tomando como referente las transformaciones artísticas que ocurrieron en los años sesenta y setenta y el desmoronamiento del telón de acero a finales de los ochenta.

El proyecto que inauguran se apoya conceptualmente en los parámetros de la ciencia-ficción. En la quinta planta del edificio del Bowery el visitante se encontrará una simulación del interior de una nave espacial compuesta por fragmentos de transbordadores utilizados en los filmes de ciencia-ficción realizados durante la Guerra Fría. Es un formato que, sobre el papel, corre el gran riesgo de caer en la espectacularización pero que tiene una importante razón de ser: el juego temporal entre pasado y futuro.

Utiliza tranzit este formato, tan popular en el cine y el arte de Europa del Este desde Solaris hasta los filmes de Deimantas Narkevicius o David Maljkovic, para hacer una revisión de su propio trabajo con los artistas con los que ha trabajado en la última década. En esta nave espacial podrán verse 117 trabajos de unos sesenta artistas en lo que podría entenderse como una auto-retrospectiva del grupo curatorial, una de cuyas prácticas más conocidas ha sido la apertura a nuevas interpretaciones de la historia (o el convencimiento de que la historia no es sino otra construcción). Al enmarcarse el proyecto en el campo de la ciencia-ficción, tranzit plantea la citada traslación temporal: por un lado, mira haca adelante haciéndose eco de los sueños de futuro de los países del este, alojados en la utopía socialista; y, al mismo tiempo, vuelve la vista hacia atrás al hacer uso de la historia, que es uno de los temas centrales de los que se sirve un mayor número de artistas de esas latitudes, una historia que no niega el traumático despertar de esos sueños.

La ciencia-ficción, íntimamente ligada a la carrera espacial durante la Guerra Fría, es el lugar donde se cifran los sueños y deseos del hombre, amparados en el progreso científico. El singular setting que tranzit ofrece en el New Museum funde la inquebrantable utopía del bloque del Este con la fragmentaria artificialidad del atrezzo cinematográfico. La fusión de diferentes momentos históricos y el constante vaivén entre el pasado y el futuro, entre la ilusión y la melancolía, refuerzan una atmósfera enrarecida e impar.



Fuente: elcultural


Jindrich Polák, Ikarie XB-1 [Voyage to the End of the Universe], 1963 (still). Courtesy the National Film Archive, Prague

miércoles, 22 de enero de 2014

90 AÑOS DE LA MUERTE DE LENIN



DISCURSOS DE LENIN PARA CONMEMORAR EL 90 ANIVERSARIO DE SU MUERTE

El video contiene una breve presentación del Partido Comunista de México sobre un discurso radial de Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, pronunciado en el año de 1919.

A continuación se cita la transcripción realizada en el audio.

¿Qué es el Poder soviético?:

"¿Qué es el Poder soviético? ¿En qué consiste la esencia de ese nuevo poder, que no quieren o no pueden comprender aún en la mayoría de los países?

Su esencia, que atrae cada día más a los obreros de todas las naciones, consiste en que el estado era gobernado antes, de uno y otro modo, por los ricos o los capitalistas, mientras que ahora lo gobiernan por vez primera (y, además, en masa) precisamente las clases a las que oprimía el capitalismo.

Mientras exista la dominación del capital, mientras la tierra siga siendo propiedad privada, el estado lo gobernará siempre, incluso en la república más democrática y más libre, una pequeña minoría, integrada en sus nueve décimas partes por capitalistas o ricos.

Por vez primera en el mundo, el poder del estado ha sido organizado en Rusia de modo que sólo los obreros y los campesinos trabajadores, excluyendo a los explotadores, constituyen organizaciones de masas, los Soviets, a los que se transfiere todo el poder.

Esa es la causa de que, por más que calumnien a Rusia los representantes de la burguesía de todos los países, la palabra Soviet no sólo se ha hecho comprensible en todo el mundo, sino popular, entrañable para los obreros, para todos los trabajadores.

Y precisamente por eso, el Poder soviético, cualesquiera que sean las persecuciones de que se haga objeto a los partidarios del comunismo en los distintos países, triunfará en todo el mundo de modo ineludible e inevitable en un futuro próximo.

Sabemos muy bien que tenemos todavía muchos defectos en la organización del Poder soviético. Este no es un talismán prodigioso. No cura de golpe de las lacras del pasado, del analfabetismo, de la incultura, de la herencia de la guerra salvaje, de la herencia del capitalismo rapaz.

Pero, en cambio, permite pasar al socialismo. Ofrece a los oprimidos de ayer la posibilidad de elevarse y de tomar cada vez más en sus manos toda la gobernación del estado, toda la administración de la economía, toda la dirección de la producción.

El Poder soviético es el camino del socialismo, hallado por las masas trabajadoras, y, por eso, un camino seguro e invencible."

Fuente: Editorial Progreso, Moscú, 1978.

OTRO DISCURSO DE LENIN (FRAGMENTO):

"Sobre la disciplina del obrero":